Una de las mayores preocupaciones al alquilar tu vivienda es enfrentarte a inquilinos morosos o a situaciones incómodas. En Tus Ayudas te contamos todos los trucos para echar a un inquilino que no paga, siguiendo los trámites establecidos por la nueva ley.
Índice
Nueva ley para echar inquilinos
El 26 de mayo de 2023 marcó la entrada en vigor de la nueva Ley de Vivienda en España, una normativa que trae consigo importantes modificaciones en los procedimientos relacionados con el desahucio de inquilinos.
La nueva ley para echar inquilinos introduce medidas que buscan agilizar los procedimientos de desalojo y se proporciona a los propietarios una mayor agilidad para resolver casos de impago de rentas.
Las principales novedades de la normativa actual son las siguientes:
Mayor protección para los inquilinos vulnerables.
Procedimientos de desahucio más ágiles: en casos de impagos, la ley introduce un proceso de desahucio más ágil y rápido.
Sanciones para inquilinos morosos: Se imponen nuevas sanciones a los inquilinos que incumplen sistemáticamente el pago del alquiler.
Requisitos específicos para desalojos exprés: Se establecen protocolos claros para agilizar los procedimientos de desalojo en casos de inquiokupas.
Además, recientemente entró en vigor el Proyecto de Ley de eficiencia de la Justicia, que permite desahucios exprés de okupas en 15 días.
Eso sí, es importante tener en cuenta que el propietario deberá hacerse cargo de nuevas responsabilidades antes de iniciar un proceso de desalojo, como por ejemplo, notificar de forma adecuada al arrendatario antes de iniciar cualquier acción legal.
En la nueva legislación, el proceso de desahucio no es arbitrario, sino que debe estar justificado por causas claras. Aquí detallamos los motivos por los cuales se puede echar a un inquilino:
Impago de la renta: El motivo más común para iniciar un desahucio es el impago del alquiler. Según el artículo 27 de la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU), si un inquilino no paga durante un mes, el propietario puede resolver el contrato de forma unilateral.
Incumplimiento de las condiciones del contrato: Si el inquilino no cumple con las condiciones pactadas en el contrato (como el uso adecuado de la vivienda o la no realización de reparaciones necesarias), el propietario tiene derecho a iniciar un desahucio.
Uso fraudulento del contrato de arrendamiento: Cuando se detecta que el arrendatario utiliza la vivienda con fines ilegales o no pactados en el contrato (por ejemplo, subarrendando la propiedad sin autorización), el propietario puede solicitar el desalojo.
Finalización del contrato: Si el contrato de arrendamiento ha llegado a su fin y no se ha renovado, el propietario tiene derecho a solicitar el desalojo si el inquilino no abandona el inmueble.
Necesidad del inmueble: Si el propietario necesita la vivienda para su residencia habitual o la de sus familiares directos, puede solicitar el desahucio. Para ello, debe acreditar la necesidad de la vivienda y notificar al inquilino con una antelación mínima de dos meses. Sin embargo, este motivo solo se aplica una vez finalizado el contrato o en casos de necesidad urgente y justificada.
Mala fe del arrendador: En algunos casos, si el inquilino actúa de mala fe (ocultando información, provocando conflictos constantes, etc.), el propietario puede solicitar su desalojo.
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De acuerdo con el artículo 27 de la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU), el impago de la renta constituye una causa válida para la rescisión del contrato. Esto significa que, si el inquilino no paga durante un mes, el propietario tiene el derecho de dar por terminado el contrato de arrendamiento y exigir que el inquilino desocupe la vivienda.
El proceso de desahucio sigue ciertos pasos legales que los propietarios deben conocer. A continuación se describe el procedimiento estándar para llevar a cabo un desahucio por impago:
Verifica la deuda. En ocasiones el impago puede ser el resultado de un error administrativo, como una confusión en la identificación del pago realizado por el inquilino. Por lo tanto, es importante revisar minuciosamente si realmente hay una deuda pendiente y cuál es su cantidad exacta.
Habla con el inquilino. Intenta resolver la situación sin recurrir a acciones legales. Llama al inquilino para conocer la razón del retraso. Si es posible, trata de acordar un nuevo plazo para que regularice el pago. Este enfoque puede ayudar a evitar conflictos y ahorrar tiempo y dinero para ambas partes.
Reclamación escrita. El siguiente paso ya es notificar al inquilino mediante un burofax que le exija el pago de la deuda pendiente. Incluye la cantidad total de la deuda y un plazo para hacer el ingreso.
Esperar la respuesta: Si no se recibe respuesta por parte del inquilino dentro del plazo legal, el propietario tiene derecho a llevar el caso ante los tribunales.
Inicio del proceso judicial: El siguiente paso es presentar una demanda de desahucio ante el juzgado correspondiente, firmada por un abogado y un procurador.
Fallo y ejecución: Si el juez falla a favor del propietario, se dictará una orden de desalojo, y el inquilino deberá abandonar la vivienda en la fecha indicada.
¿Cómo desalojar a un arrendatario que no paga sin contrato?
Alquilar una vivienda sin un contrato escrito representa un gran riesgo, ya que en caso de disputa no existirá un documento legal que respalde las condiciones acordadas.
En general, aunque no haya un contrato por escrito, sí existe un acuerdo verbal entre las partes. Por eso, si un inquilino no paga y no hay contrato formal, el procedimiento para solicitar el desalojo será el mismo que si hubiese un contrato de arrendamiento por escrito, según lo estipulado por la nueva ley.
¿Se puede echar a un inquilino por necesitar el piso?
Uno de los motivos por los que un propietario puede solicitar el desalojo de un inquilino es la necesidad de recuperar la vivienda para uso propio.
La nueva Ley de Vivienda establece que si el arrendador necesita la propiedad para su residencia habitual o la de sus familiares directos, puede iniciar un proceso de desahucio. Sin embargo, este motivo está sujeto a ciertas condiciones:
El propietario debe notificar al inquilino con una antelación mínima de dos meses.
Acreditar que realmente necesita el inmueble para su propio uso o el de su familia.
Si el inquilino tiene un contrato de larga duración, el desalojo solo será posible al término del contrato, a no ser que se trate de una necesidad urgente y justificada.
¿Se puede echar a un inquilino con hijos?
Desalojar a un inquilino con hijos a cargo es una situación más delicada. Si bien es posible proceder con un desahucio en estos casos, la ley establece ciertas medidas de protección.
En primer lugar, si el inquilino se encuentra en una situación de vulnerabilidad económica, especialmente si tiene hijos a su cargo, el desahucio puede ser suspendido temporalmente para evitar que la familia quede sin hogar de forma inmediata.
Además, el tribunal podrá conceder plazos más largos para la ejecución del desahucio y coordinar la intervención de servicios sociales que garanticen una solución alternativa para la familia. Es decir, aunque el desalojo es posible, las autoridades tienen la obligación de priorizar el bienestar de los niños y asegurar que no se les cause un perjuicio innecesario.
Otras preguntas frecuentes
😔¿Qué es un inquiokupa?
Un inquiokupa es una persona que, tras firmar legalmente un contrato de alquiler, deja de pagar la renta y se niega a abandonar la vivienda. Aunque inicialmente ocupa el inmueble con el consentimiento del propietario, al incumplir el contrato y permanecer en él sin pagar, se convierte en un "okupa" legal.